Descripción del título

Berlín, en 1881, sigue siendo una urbe grandiosa y militar, con un exceso de disciplina y de imperio y muy poco de lujo burgués y de modernidad. A ella llega el poeta ácrata y disidente Jules Laforgue y en ella reside como lector francés de la emperatriz Augusta. La estancia no le será especialmente grata: el alemán medio le resulta incomprensible, la mujer desproporcionada, el vestuario intolerable, la estética inexistente, la vida y los espectáculos tediosos, el mal gusto irritante. Incluso la falta de modales en la mesa a Laforgue le parecerá imperdonable. La guerra franco-prusiana alimenta todavía un desprecio mutuo y una desconfianza que no quebrarán cinco años de permanencia, hasta 1886, año en que Laforgue escapa, a sólo uno de su muerte. El balance final de aquel largo y oscuro viaje alemán son estas durísimas páginas, "Berlín, villa y corte", que el autor no se atreverá a publicar hasta haber abandonado la capital y que, desde luego, nunca editará con su nombre. En ellas, la capital del imperio intenta continuar apegada al esplendor desfasado y sin sentido que el poeta será incapaz de hallar en sus calles. Apunte de un desencuentro, el retrato de Laforgue tendría que figurar, junto a las similares pinturas de Franz Hessel y de Walter Benjamin, en la bibliografía histórica de una ciudad que ya no existe
Monografía
monografia Rebiun05024197 https://catalogo.rebiun.org/rebiun/record/Rebiun05024197 051004s2005 sp 001 0 spa d V 2123-2005 8481916757 UAM 991002635799704211 CBUC 991033790469706706 ULPGC0322609 UGR spa. fre 394 94 Laforgue, Jules 1860-1887) Berlín, villa y corte por Jules Laforgue ; traducción e introducción de Esperanza López Parada Valencia Pre-Textos 2005 Valencia Valencia Pre-Textos 177 p. 24 cm 177 p. Cosmópolis 4 En el lomo n{u00BA} 749 Berlín, en 1881, sigue siendo una urbe grandiosa y militar, con un exceso de disciplina y de imperio y muy poco de lujo burgués y de modernidad. A ella llega el poeta ácrata y disidente Jules Laforgue y en ella reside como lector francés de la emperatriz Augusta. La estancia no le será especialmente grata: el alemán medio le resulta incomprensible, la mujer desproporcionada, el vestuario intolerable, la estética inexistente, la vida y los espectáculos tediosos, el mal gusto irritante. Incluso la falta de modales en la mesa a Laforgue le parecerá imperdonable. La guerra franco-prusiana alimenta todavía un desprecio mutuo y una desconfianza que no quebrarán cinco años de permanencia, hasta 1886, año en que Laforgue escapa, a sólo uno de su muerte. El balance final de aquel largo y oscuro viaje alemán son estas durísimas páginas, "Berlín, villa y corte", que el autor no se atreverá a publicar hasta haber abandonado la capital y que, desde luego, nunca editará con su nombre. En ellas, la capital del imperio intenta continuar apegada al esplendor desfasado y sin sentido que el poeta será incapaz de hallar en sus calles. Apunte de un desencuentro, el retrato de Laforgue tendría que figurar, junto a las similares pinturas de Franz Hessel y de Walter Benjamin, en la bibliografía histórica de una ciudad que ya no existe Corte y cortesanos Berlín Siglo XIX Historia López Parada, Esperanza tr